El descanso no es un remedio para la fatiga
Algunas personas se sienten cansadas siempre. Nacieron ya cansadas. Este no es su caso. Ud., como todos los que trabajan, se siente cansado a veces. Y para recuperarse trata de conseguir el reposo por la inacción.
Un gran psiquiatra, el Dr. Austen F. Riggs, dice: "Ni el trabajo excesivo, ni el más pesado, pueden ser nunca, por sí mismos, causas de postración o fatiga nerviosa". Al desconocer la causa Ud. equivoca la corrección del efecto. Si su cansancio hubiese sido provocado por un trabajo físico, el remedio sería acertado; pero como fué creado por un trabajo que le exigió del uso pleno de sus facultades o por una labor sedentaria, que no las requirió totalmente, el descanso no compensa su fatiga. Ningún reposo, por prolongado que éste sea, curará a Ud. de una postración mental, cuyo origen es siempre de tipo psíquico. No es el trabajo cerebral el que cansa; la fatiga se produce por un estado de tensión determinado por la preocupación, los disgustos, la indecisión, el aburrimiento y otros factores complejos de nuestra vida antinatural.
Cuando se sienta cómodamente o trata de reposar en un sitio tranquilo no proporciona descanso alguno a la imaginación, que sigue viviendo sus tareas y problemas. Sólo da una tregua a su parte física que es, precisamente, la que no necesita descanso. El remedio consiste en un cambio de actividad por ocupación distinta, que, al estimular su atención, le haga recuperar nuevas potencias mentales.
Aborde una tarea grata y diferente
En toda persona existe un impulso insospechado y magnífico, un espléndido tesoro de energías, si sabe derivar su interés hacia algo nuevo y distinto. Aunque el cansancio le agobie, Ud. anulará su fatiga, trocando el decaimiento por nuevos ánimos y un mayor brío, si sabe situar su interés en una actividad de gran impulso emotivo y que no sea análoga a la de sus obligaciones diarias.
El deporte y los juegos son actividades de variación y recreo cuyo ejercicio acarrea una nueva forma de cansancio. La lectura se considera tan ligada a los quehaceres comunes de la persona que trabaja cerebralmente, que no es posible aceptarla como un cambio. Este se produce solamente por aquella ocupación que restaure el equilibrio físico poniendo en acción el triple juego de mente, ojo y mano, determinando un descanso positivo al cerebro fatigado. Y ello sólo lo consigue el cultivo, como pasatiempo, de LA PINTURA.